Me senté en la silla y llamé a recepción,
-¿Diego? ¿Puedes llamar al abogado por favor?
[-El abogado sube en este momento jefa.]
-Gracias Diego.- Colgué.- Esperemos a que llegue el abogado.
Esperamos poco y en cuanto entró por la puerta dijo.
-Señores les traigo los papeles que dicen que ya son los dueños íntegros de la empresa.
-Déjeme verlos por favor.
Dije tras los otros accionistas, que se retiraron para dejar ver al abogado que estaba yo ahí, viva.
Se asustó al verme sentada en la silla del jefe.
-Pensaba, como los aquí presentes –Señalé a los accionistas- que estaba muerta.
No dijo nada mientras se acercaba y me ofrecía los papeles.
-Como se dice en mi país, el que calla otorga.
Revisé los papeles mientras lo decía.
-Sergio.
-¿Sí jefa?
-¿Podrías darle al abogado los papeles que he traído?
-Por supuesto.- Til le tendió una copia.- Tenga, aquí tiene.
-Hay cuatro copias más, que dicen lo mismo que esa. En cuanto usted dé el visto bueno y hablado con sus clientes me avisa.
Ya había terminado de leer lo que el abogado había traído.
-Como verá es un buen trato para usted y sus clientes, que tras intentar asesinarme un par de veces…
-¡¿QUÉ?!
-Sí. ¿No lo sabía?- Negó con la cabeza.- Bueno… Pues espero que le parezca un buen trato, después de lo que pasó. ¿No le parece?
-Sí me parece perfecto. Tanto mis clientes como yo mismo vamos a firmar estos papeles.
Til les tendió el resto de papeles a los otros tres hombres y a mí la cuarta.
-Han de firmar también esta cuarta copia para tenerla yo como justificante de que están conforme.
Todos asintieron y firmamos todos los papeles que había.
Tras esto llamé a seguridad y cuando llegaron les dije:
-Acompañen a estos hombres a recoger sus cosas y a la salida. Si se resisten les dejo que utilicen la fuerza bruta.
Los guardias sonrieron a decir la última parte ya que tenían ganas de pegarles.
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