A la mañana siguiente me despertó Til diciendo:
-Paula recuerda que tenemos que irnos a trabajar.
Me desperté algo dormida y fui al baño, me duche y me vestí, luego salí y desayuné.
Fuimos a la empresa y entramos encontrándonos con Diego, que nada más verme me dijo:
-Hola Paula. ¿Quieres que avise al resto de accionistas de tu presencia?
-No gracias. ¿Están en mi despacho?
Diego asintió, tanto Til como yo nos dirigimos hacia el ascensor que nos llevaba a mi despacho.
Al entrar nos encontramos con los tres accionistas que estaban festejando que tenían el control de la empresa.
-Buenos días señores.
Se dieron la vuelta para mirarnos.
-Espero no interrumpir nada importante.
-No.- Corrieron a decir.
-Si me disculpan voy a sentarme en mi silla.
Se tuvieron que apartar porque me vieron la cara de pocos amigos.
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