-¿Qué va a pasar esta tarde con Adrián?
-De momento no lo tengo muy seguro pero presiento que va a ser algo que va a tener mucha importancia.
Pedimos nuestra consumición y me empezaron a asediar con preguntas hasta que les desvié al tema de bodas, que por mi parte no tome palabra en ese tema, y seguí hablando con Alejandro. Cuando estuve cansada de oír tanta chachara sobre bodas dije:
-Me voy a casa que así descanso algo antes de la fiesta de esta noche.
-Te acompañamos Paula. –Dijeron Rebe y Fonso.
-De acuerdo, pagamos y nos vamos.- Puse la mano derecha sobre el hombro derecho de Alex.- A ti Alex te veo esta tarde con tus hermanos.
Alejandro asintió, pagamos lo que consumimos, salimos de la cafetería y cada uno se fue para su casa, exceptuando Fonso y Rebe que venían conmigo.
De la que íbamos a mi casa una voz entró en mi mente que me dijo:
{-No te preocupes por los lazos que te unen a ellos dentro de poco serás libre.}
{-Nunca podré ser libre.}
Antes de que pudiera contestar a nada unos brazos me sacaron de mi conversación y al darme cuenta de la realidad vi a Pablo.
-¡TEN CUIDADO! ¿ES QUE NO MIRAS PARA CRUZAR? ¿Y VOSOTROS DOS?
Nunca le había visto así de cabreado, al parecer le importaba más de lo que pensaba a lo que contesté:
-Relájate, nadie está heridos gracias a ti. –Y le di un beso en la boca.
Fonso y Rebe quedaron asombrados e intentaron irse pero antes de que se fueran les atrape por el brazo a cada uno y empezaron a quejarse a lo dije sin apartar los ojos de Pablo:
-Ni se os ocurra iros ahora porque yo tengo las llaves y todavía no sois tan rápidos como para quitármelas.
-De acuerdo, lo que tú digas Paula.- Contestaron cabizbajos y dando puntapiés al suelo.
-¿A dónde vais si se puede saber?
-A mi casa Pablo. ¿Te vienes? Es por si vuelve a pasar.
Le puse a Pablo cara de cordero degollao y una sonrisa sincera, ya le tenía en el bote en cuanto me cogió la mano para acompañarnos a mi casa, Fonso y Rebe para no quedarse atrás también lo hicieron. Tardamos menos en llegar porque decidimos utilizar la hipervelocidad que por naturaleza tenemos los inmortales.
Cuando llegamos desconecté la alarma e hice que pasaran mis invitados que se fueron directos al jacuzzi y yo recogí el correo que tenía. Miré un poco por encima el correo mientras llamaba a la oficina de Escocia.
-Charlie diles a los jefes que me tengo que quedar una semana más para arreglar papeles jurídicos.
[-De acuerdo. He de decirte que Til todavía no ha llegado y es raro. ¿Sabes por qué?]
-Murió hace poco. Mientras le robaban le mataron.- Entristecí la voz.
[-¿Estás bien?]
-Un poco triste pero bien, gracias. ¿Se lo vas a decir a los jefes?
[-Por supuesto que se lo digo. Hasta luego.]
-Hasta luego.- Colgué y me fije en un sobre.- Que extraño no trae remitente.
La abrí con mucho cuidado, al sacar la carta vi la letra de Adriático siempre tan perfecta, una mano se posó en mi hombro y reaccioné de forma instintiva para romper un brazo a una velocidad increíble; una voz me dijo:
-Tranquila Paula que soy Pablo.- Le solté el brazo.- Joder creo que me lo has roto.
-Déjame que te lo mire, por favor.
Me tendió su brazo malherido y lo revisé. Después de un segundo Pablo gritó de dolor, Rebe y Fonso fueron al salón y preguntaron:
-¿Qué ha pasado?
-Que Pablo tenía el brazo roto y se lo acabo de recolocar. Que por cierto Pablo se te va a curar muy rápido.
-¿Está lesión? No te creas tan lista porque este tipo de lesiones sin entablillar ni nada va a tardar un año como mínimo y encima no quedará bien.
-¿Estás seguro? ¿Qué sientes ahora mismo?
-Sí estoy seguro, bueno me duele un poco.
En ese momento se oyó un fuerte crack y un grito ahogado proveniente de la garganta de Pablo.
-Y ahora mueve el brazo.
Pablo obedeció y se quedó asombrado como Rebe y Fonso.
-Lo que posa es que podamos curarnos rápidamente de lesiones que, como bien dijiste tú Pablo, tardarían como mínimo un año. Por cierto… ¿Qué querías Pablo?
-Quería saber si quieres ir al jacuzzi.
-Ahora no, tal vez más tarde.
-¿De quién es esta carta? No hay remitente en el sobre, yo no me fiaría.
Rebeca miró la letra y le dijo a Alfonso:
-Fonso no deberías mirar el correo de nadie. ¿Paula es de quién me sé yo?
Asentí y los chicos se miraron entre ellos y luego a nosotras algo asombrados.
-Chicos dejémosla que la lea tranquila.
-Gracias Rebeca.- Se marcharon los tres. – Bueno que me dices querido amigo.
Me senté en el sofá y la empecé a leer:
Querida Paula;
Si recibes esta carta es que ya no estoy contigo. Probablemente te habré hablado mentalmente y te he hecho entrar en trance, por ello te pido perdón.
Como habrás intuido te pondré una condición para que seas libre de ellos para siempre, aunque les sientas, has de esperar el momento oportuno como cuando te proclamaste Diosa ante el mundo de los espíritus y de los mortales. Aunque la familia de Alejandro te da un plazo para liberarte.
Ese plazo será hasta la boda de Alejandro y Sandra, si no lo haces te ayudarán las mujeres de la familia a liberarte.
Te daré más información sobre Kara más adelante cuando crea que sea conveniente.
Siempre tuyo,
Adriático.
Unas lágrimas me saltaron en los ojos, dejé la carta a un lado y me fui a cambiar de ropa. Rebeca me vio entrar en la habitación, salió del baño y fue a la habitación conmigo. Cerré la puerta en cuanto entró y me preguntó:
-¿Qué te dijo Adriático?
-Que me imponga para conseguir mi libertad.
-¿Tu libertad? ¿A qué se refería?
-Me refería a que ella tiene unos lazos con los vampiros que ha creado y tiene que romperlos.
Rebeca y yo nos asustamos al ver el fantasma de Adriático.
-Todavía no está preparada para decirlo, ni siquiera a ti Rebeca. Sé paciente por favor.
Y tras decir esto se marchó como se vino. Rebeca y yo nos quedamos sin hablar, me cambié y fuimos al baño.
No sé cuanto tiempo estuvimos allí hablando hasta que llamaron a la puerta principal, fui a abrir y al hacerlo me entregaron una flor cada compañero de clase. Al terminar todos les pregunté:
-¿Qué es lo que pasa aquí?
-Que queríamos ofrecer la paz antes de ofrecer la guerra.-Dijeron todos a coro.
-¿Qué queréis?- Hice una pausa.- Anda entrar, coged comida y bebida.
-¿No te enfadas?
-Claro que no Alejandro, si me enfadase ya lo sabrías.
-En eso tienes razón Paula.
Les dejé pasar, se fueron situando a lo largo y ancho de la casa, los que estaban en el jacuzzi se cambiaron y se unieron a la fiesta. Alejandro me tendió un sobre grande y me preguntó:
-¿Sabes por dónde anda Sandra?
-No, no la veo desde ayer por la noche. Vendrá, seguro que vendrá confía en mí.
-Bueno, me da igual. Yo me tengo que ir a buscar a mis hermanos, sólo me necesitaban para suavizar la situación.
Me dio dos besos y se fue, yo cerré la puerta cuando Rebeca se acercó y le dije:
-Ni se te ocurra decir nada. Voy a la habitación de arriba así que… Si me necesitáis ya sabes donde voy a estar.
Me fije en el remitente del sobre dándome cuenta de que era mi antigua dirección en Alemania. Subí a la planta de arriba, intuía que me iba a encontrar algo pero al abrir la puerta…
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