Capítulo 6

Aparqué como pude, bajamos del coche y fuimos acompañando a Belén, que estaba como en el coche hablando; a lo que Adrián y yo nos pusimos a hablar:
-Ya te enseñaré el juego de seducción pero ahora a lo que vamos.
Belén se dio la vuelta y yo me abalancé sobre ella sin que pudiera moverse, Adrián se acercó a donde estábamos Belén y yo. Le dije por dónde tenía que beber, aunque quiso más le paré para dejar algo de sangre para que pareciese que se mareó pero no le dejamos sangre para hacer ese montaje y le dije a Adrián:
-Adrián tráeme una bolsa de sangre de RH positivo doble B que tengo en mi maletero.
Adrián fue a buscarla mientras yo intentaba bombear la poca sangre que tenía Belén en su cuerpo. Adrián volvió con la bolsa le expliqué lo que tenía que hacer y al intentar incrustar el tubo por la herida se desmayó, terminé haciéndolo yo sola. La levanté y la deje de pie, Belén se balanceó y cayó con tanta buena suerte que se desplomó encima de un bordillo rompiéndose la cabeza. Se despertó Adrián y me preguntó:
-¿Qué ha pasao aquí?
-Que te desmayaste y de Belén ya me he encargado. Es la primera vez que has hecho esto y es normal lo que te ha pasado.
-Bueno para la próxima seré tan fuerte como tú. Por cierto estoy notando algo raro en mi interior.
-Es el amanecer, deberías irte a donde la yoca rápidamente para no morir abrasado bajo los rayos del sol.
Adrián se fue tras despedirse y yo hice lo mismo dejando allí el cuerpo sin vida de Belén. Tras desaparecer de la casa de Belén me llamó Lucía:
[-Paula estamos en la cafetería de Año Nuevo, acércate con Adrián.]
-Lucía pásame a Rebeca.- Se oyó roces de manos y se puso Rebeca.- Rebeca no puedo decirles a los demás que Adrián es lo que es.
[-¿Dónde está ahora Adrián?]
-Debe estar refugiado en la cueva que acondicione para los vampiros hasta que encuentren un piso o una casa adecuada para ellos. Voy hacia allí esperarme, mientras llego y no pedirme un cola-cao.
[-Vale. Nos vemos aquí.]
Colgué el teléfono y me fui a la cafetería que habíamos ido para quitarnos las borracheras de cuando salíamos por Gijón. Cuando llegué a la cafetería me acercaron el cola-cao a la mesa, al poco de estar allí me llamaron desde el móvil de Belén, descolgué y puse el altavoz:
-¿Sí? ¿Quién llama?
[-Soy la madre de Belén. ¿Te puedo decir algo?]
-Lo puede decir, estoy con todo el grupo.
[-Con el grupo de amigos de Belén por fin te han aceptado como una más del grupo. ¿Estás contenta? Porque sino hubiera sido por mi pequeña…]
-Por favor al grano señora y le contamos otra vez la historia.
-Tranquilo David, por favor diga lo que tenga que decir que queremos seguir con nuestra reunión si no le importa.
[-Claro, no sé como decirlo. Belén ha muerto, me gustaría que vinieseis.]
-Cuánto lo sentimos.
Y Esteban colgó el teléfono, el resto empezaron a festejarlo y Saray dijo al camarero:
-Camarero, traiga su mejor vino.
-¿Su mejor vino? ¿Por qué no el mejor vodka?
-El vino es para celebrar Paula.
-Y el vodka Saray, pero que traiga el mejor vino que tenga. Un gran reserva si tiene, si no tiene traiga un cosecha 1995 o un joven.
El camarero nos trajo el mejor vino que tenía, un cosechero de 1995, y brindamos a la salud de habernos librado de Belén de una vez por todas. Acabamos 3 botellas entre todos, pagamos todo lo que habíamos consumido y nos fuimos a casa de Belén, para evitar los controles de alcoholemia fuimos en el bus. Al llegar a la casa de Belén vimos que estaba la policía (tanto la científica como la normal), nos vio la madre de Belén y se acercó:
-Por fin estáis aquí. ¿Dónde está el novio de Belén? ¿Cómo se llama? ¿Alberto? ¿Alfredo?
-Adrián.-Dijimos todos a la vez.
-Pero le vuelvo a repetir que Adrián no ha sido, no es y no será el novio de su hija en su vida. Me refiero a la de Adrián.
-No estés celosa Paula.
-Yo no puedo con esta tía tan cerrada de mollera como la hija. {Un día Rebeca te juro que la mato, te lo juro de verdad.}
-Díganos para qué nos quería ver aquí.-Reprochó Irene.
-Porque se lo pedí yo señoritas y señores.
-Les dejo solos capitán Mata.
La madre de Belén nos dejó solos con el capitán Mata, quién nos miraba de arriba a abajo.
-Me gustaría saber quienes fueron las últimas personas que vieron con vida a Belén.
-Fuimos Adrián y yo.
-El novio de la víctima y la marginada.
-¿Le puedo aclarar algo a usted que parece más razonable que la madre de Belén?
-Por supuesto, explique lo que tenga que explicar.
-Adrián no ha sido en ningún momento el novio de Belén y yo no soy la marginada. En todo caso esa era su historia, es decir, Belén era la marginada de clase y Adrián era mi novio hasta que encontró a otra chica mejor que yo.
-¿Belén?
-No, la otra chica era yo. Pero aún seguía enamorado de Paula.
-¿Y usted es?
-Sandra García Miranda.
-Y yo soy Paula Selene Aziza.
-¿A qué hora la dejaron aquí?
-Una hora y media antes del amanecer. Y si quiere saber más prefiero tener a mi abogado presente, por si las cosas cambian.
-No diría nada de eso si no fuese culpable.
-Adrián y yo fuimos las últimas personas que la vimos viva y por ello me cubro las espaldas. Si no le importa me voy a mi casa estoy muy cansada.
-De acuerdo, pero no se vayan del país hasta que no resolvamos el caso por si cambian las cosas. ¿Y cómo sabe exactamente cuando amanece?
-Un sexto sentido.
Se acercó un policía de la científica y le dijo al capitán algo en voz baja, que para Rebeca y para mí era fácil oírlo:
-Tiene una tasa de alcohol elevada y el golpe en la cabeza fue el causante de la muerte, también tiene indicios de haber sido violada pero necesitaré una muestra de sangre del novio.
-No es el novio, pero espere. ¿Se fueron el señor Adrián y usted a la vez?
-Adrián se sentía mal cuando salió del coche para acompañar a Belén hasta su casa y se fue andando hasta la parada del bus más cercana, yo le vi alejarse. Y yo en cuanto Belén se acercó al portal y me mostró las llaves me fui.
-¿Hace cuánto tiempo hace que murió?
-Hace una hora y 20 minutos, es decir que ellos tienen coartadas para la hora de la muerte.
-De acuerdo. Al parecer…
-No tiene nada contra mí ni contra Adrián. Así que nos vamos.
Nos alejamos de allí, de la que nos íbamos vi a un policía que la cara me era familiar, me fije más y el policía me miró mal. Rebeca y Sandra me preguntaron:
-¿Te lo quieres tirar?
-No, para eso ya tengo a uno que me folle cuando quiero.
Nos fuimos hacia dónde habíamos dejado los coches para irnos a nuestras casas, aunque algunos prefirieron ir en bus y andando.
Rebeca se iba a ir a la estación de tren para irse a su casa pero la invite a pasar los días de la reunión en mi casa, así que nos fuimos hacia mi casa pero de camino me acordé que tenía que hacer un par de cosas.
-Rebeca no te importará que pasemos antes de ir a mi casa por la policía.
-¿Qué tienes que hacer en la policía? Si no te han acusado de nada.
-Ya lo sé pero es que me pidieron que les enseñara idiomas y a disparar a larga distancia. Si lo hago ahora tenemos toda la tarde para dormir y descansar.
-Vale, es una buena razón para ir ahora.
-Tendrás que hacerte pasar por mi ayudante, ya que creen que vengo con alguien.
-Era Til el que debía de venir contigo.
Asentí, me dirigí hacia la policía y al intentar pasar nos paró una agente que me preguntó:
-¿Qué hace aquí? Es una propiedad que los civiles sólo pueden pasar andando.
-Vengo a impartir las clases de idiomas y de tiro.- Miré a la agente.- Usted debe de ser una de las personas a las que tengo que enseñar. ¿Cómo se llama?
-Me llamo Lorena y perdone, puede aparcar en el exterior.
La agente nos dejó pasar, aparqué el coche y nos bajamos para ir a enseñar, al llegar nos encontramos con Alfonso que nos dijo:
-Hola mi nenita, no te esperábamos hasta las 4.
-No me vuelvas a llamar así si no quieres que te llame aquí lo que tú y yo sabemos.
-Vale lo siento. Pero contéstame a lo que te he dicho.
-Me pareció mejor impartir por la mañana para descansar por la tarde, que acabo de terminar la reunión de los antiguos alumnos del IES.
-¿No era ayer? ¿Sabes qué? No me importa, entonces acompáñame hasta la clase. Que por cierto deberías escoger a una persona más.
-Ya lo tengo decidido, quiero a este en mi clase.-Le enseñé una foto en el móvil.
-De acuerdo, creo que acaba de terminar su turno y debe de estar volviendo. Perdona J cuando llegue este tío mándale para la sala de conferencias que es el nuevo estudiante.
J asintió con la cabeza, nosotros nos fuimos hacia la sala con Alfonso a la cabeza, se unieron los que tenían que ir a la clase. Cuando llegaron había allí más gente de la que había imaginado, me situé en el atril y Rebeca a mi lado; encendieron una tele en la que salía mi cara y otra una pantalla de un ordenador, conecté el USB y busqué las lecciones de idiomas. Al encontrarlas le di unas instrucciones a Rebeca y me dirigí al público:
-Buenos días. Espero que hoy hayamos aprendido los conocimientos básicos de alemán, francés, inglés, italiano y chino para cuando nos encontremos con un visitante de una de las nacionalidades podamos entenderles y hacernos entender. Empecemos por el alemán, Rebeca la primera diapositiva.
Rebeca puso la primera diapositiva y se oyeron hojas que se movían a lo que dije:
-No se preocupen al final de clase les daré unas fotocopias para que las tengan y las miren en casa. Vamos a empezar con el abecedario.
Estuvimos con el alemán una hora y media, después italiano e inglés. Tras tres clases los estudiantes como yo estábamos exhaustos con lo que dije:
-Hagamos un descanso de 30 minutos, después del descanso haremos chino y francés, tras esta última se harán las clases de tiro. Que los más expertos estarán exentos, y sé quiénes tienen experiencia en tiro largo y quién no. Rebeca haz un descanso también tú.
Rebeca se fue a estirar las piernas y a tomar un café, me quedé sola con algunos alumnos que no quisieron irse y entre ellos el que quería que estuviera.
-Perdonad me podéis hacer un favor, podéis ir a hacerme fotocopias de esto. Son diez hojas de cada tema, y sois 100 personas calcular lo que sale. Si hay que pagar algo decírmelo y luego paso yo a pagarlas.
-Voy yo.
-Tú eres Eduardo. ¿Me equivoco?
-No se equivoca- El resto se fueron a hacerme las fotocopias.
-Bien. Me parece que esa cara no es tuya, a menos que tengas un hermano gemelo.
-No tengo ningún hermano gemelo. ¿Por qué me dice lo de la cara?
-Entonces eres el que pienso que eres, un simple ladrón de poca monta.
-¿Perdón?
-No he terminado. Quién vio algo que no debería haber visto y luego vive la vida del que mató a la mujer del capitán Mata.
-¿Cómo lo sabe?
-Porque yo sé algunas cosas que no debería saber, como por ejemplo que se le había olvidado llevarse el objeto robado en Londres. ¿Cómo lo hizo? Digo por la seguridad, principalmente.
-Ese es un secreto que solo los ladrones sabemos.
-Y dentro de nada lo sabré yo, por cierto a las 6 te pasas por mi casa para practicar el italiano y el francés que no se te da muy bien.
-De acuerdo. Ya te veré esta tarde en tu casa…
-Sabe la dirección Alfonso, que me tiene que llevar un regalo. Hablando del rey de Roma…
-Por la puerta aparece. Hoy por la tarde te llevo ese regalo del que habíamos hablado tú y yo antes.
-Tráemelo en papel de regalo.
Asintió mientras el resto de personas se fueron sentando en sus respectivos sitios, a los que había mandado a hacer las fotocopias llegaron con todas las copias y me las dejaron al lado de la mesa, Rebeca se sentó dónde estaba antes y seguimos con chino. Al terminar la clase le dije:
-Aquí hay fotocopias de cada idioma que hemos aprendido hoy, guárdenlas para un imprevisto. Espero que lleguen todas las fotocopias y los que se libran de la clase de tiro son los siguientes…
Empecé a decir nombres, los que había nombrado se fueron para hacer su turno y los que no nombré se quedaron a recibir la clase de tiro.
-Bueno somos poquitos los que hemos quedado, lo que me extraña es que algunos de los que os habéis quedado no tengáis ninguna experiencia disparando. Vayamos al campo de tiro que nos ha habilitado el ayuntamiento para vosotros.
Nos fuimos al campo de tiro, estuvimos allí hasta que no pudimos soportar más los disparos por lo que nos fuimos a nuestras casas o al curro.