Diego tardó algo en reaccionar.
-¿Cómo lo sabes?
-Porque soy la Fuente y él es un vampiro. Confía en nosotros.
-Soy un puto de sangre desde hace unos años.
-¿Quieres ser parte de la Familia Real o quieres ser humano?
-Quiero ser vampiro Sergio pero…
-No tengas miedo, dilo.
-Mi señor no quiere que sea vampiro porque no quiere alimentarse de otro vampiro.
Diego miraba a Til con miedo y yo sabía porqué.
-No le tengas miedo, no es tu señor. Es el cuerpo pero su alma es distinta, es el alma de Til.
-¿Qué?
-Sí, es decir…
-¡Que mi señor está muerto para siempre!
Asentí y Diego empezó a dar saltitos mientras que Til y yo lo mirábamos.
-Cuando termines tu turno pásate por nuestra casa y hablamos con más tranquilidad.
Diego asintió y se marchó, entonces Til me encaró y me dijo.
-¿En qué cuerpo me has metido?
-En uno que tenía ganas de matar y que sabía que era lo suficientemente fuerte como para aguantar lo que le hice.
-Me refiero a lo que acabo de ver y oír.
-Digamos que era un torturador de humanos inocentes y ya sabes que no me gusta nada que se cometan esas cosas.
-Bueno… Lo que sacamos en claro es que uno de los dos lo va a convertir.
-En realidad tú lo vas a convertir en vampiro. ¿Otra copa?
-Eres mala, muy mala… ¿Otra a estas horas? ¿Quieres que tenga más resaca?
-NOOOOOOOOOO. ¿Cómo puedes pensar eso?
Le sonreía mientras nos servía otra copa, brindamos por lo sucedido y por lo que va a suceder.
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