Capítulo 22

De vuelta de Londres las tres utilizamos un poder que las Inmortales no tenían muy controlado.
Pensar en alguien, o algo, y presentarse allí.
Así que lo utilizamos para ir a casa y al llegar los chicos se asustaron.
Hasta algunos se cayeron al suelo del susto que les metimos.
Entonces Pablo dijo:
-Por suerte que sólo estamos los inmortales. ¿Qué tal en vuestro viaje?
-Muy bien sólo queda que las chicas vengan.
-Con las chicas se referirá a las chicas vampiras. ¿No?
-Sí David. A partir de ahora cuando diga “las chicas” me referiré a todas las inmortales….
-Y cuando diga “los chicos” se referirá a vosotros, los inmortales.-Terminó Rebeca.
Todos asintieron y Tomás tomó la palabra:
-Están con las mortales en Gijón.
-Vale, vosotras dos ir a su encuentro y yo voy al aeropuerto.
-¿Al aeropuerto?
-Sí a buscar el coche que lo dejé allí.
-¿QUÉ?
Me entró la risa porque pensaron que habíamos venido en coche.
-Nos vemos en Gijón chicas.
Salimos de la casa, Rebe y Cris se fueron en dirección Gijón y yo dirección Ranón.
Sentí que habían llegado cuando yo estaba pagando para salir del aparcamiento del aeropuerto.
Cuando iba hacia mi coche sentí que había un reducido grupo esperándome para atacarme.
Al llegar a mi coche salió de la penumbra un hombre que me dijo en tono vacilón:
-Señorita si no es su coche mejor que se aleje de él.
-Anda que salgan tus compañeros y empecemos la lucha.
-¿Qué? Si estamos usted y yo solos.
-Soy a la que buscan, anda que salgan ya o los saco yo por la fuerza.
Entré en su mente y vi que eran mercenarios contratados por los socios de mi difunto marido.
También leí que si no llamaban es que habían completado su misión, quería que ocurriese eso.
-¿Vas a hacer salir a tus cuatro amigos?
-¿Cómo sabes que son cuatro y no más?
-He oído cinco corazones, tú eres uno y por consiguiente hay cuatro más escondidos.
-¿Oír?
-Sí, uno está escondido detrás de aquel Renault, otro detrás Peugout y otros dos detrás de aquellos matos.
-Anda salid.
Salieron de sus escondites y se fueron acercando a mí. Yo me alejé de mi coche para no rayarlo con la lucha.
-¿Qué vas a hacer ahora?- Dijo uno.
-Primero hay que descubrir cómo supo dónde estábamos.
-Fue muy fácil, pero por lo que veo no os han informado bien de a quién queríais matar.
-¿Qué?
-Cómo vais a morir no me preocupo de decirlo. Soy vampira, una real.
Y antes de que reaccionaran les ataqué, les saqué la sangre para guardarla en mi coche.
Tenía las reservas bajas y lo necesitaría en un futuro.
Al terminar los dejé allí mismo y salí del aparcamiento para ir a Gijón. Al llegar a la zona de Poniente aparqué a la primera.
Salí del coche, intentaron ligar conmigo yo pasaba de ese tipo de personas y entré dónde estaban.
Al verme Rebe se acercó a mí y me dijo:
-Necesitamos tu ayuda. Algo pasa y yo no sé lo que puede ser.
-Has hecho bien en esperarme y en tranquilizarlas.
Me acerqué a las chicas y les pedí que me contasen todo lo que había pasado.
No me costó mucho averiguar lo que pasaba ya que los mortales se estaban riendo de nosotros.
-Salgamos fuera y esperarme allí que voy a hablar con las mortales.
Salieron mientras yo me acercaba a los que se estaban riendo de nosotros, parece que me tocaba ser la burla a mí.
Cuándo me vieron acercarme le hicieron señas a Alexandra para que parase, pero no les hizo caso.
-Muy buena imitación Alex, pero no tan buena si te falta una cara por conocer.
Alex se dio la vuelta y vio mi cara de vampira. Me acerqué más a ella y le dije al oído:
-Cómo vuelvas a hacer burla de alguno de mis chicos te juro que morirás.
-¿Es una amenaza de alguien que no tiene poder?
Me reí porque se creía que todavía tenía poder sobre los humanos.
-¿No te das cuenta de que ya no les tienes sobre tu hechizo? Eso significa que alguien con más poder está cerca de ti.
-Ninguno de ellos tiene poder para eso.
-No me refería a ellos, me refería a mí. Por lo que puedo oler en tu sangre eres un bebé comparada conmigo.
-Sí ya. Tengo un hechizo que ni tú lo podrías quitar, el cuál me permitirá vivir eternamente.
-Si eres lista interpretarás mis palabras. No te veo en mi eterno futuro.
En ese momento se dio cuenta de que tenía más poder que ella y me preguntó:
-¿A quién tienes hechizado?
-A nadie, y cómo lo vas a olvidar todo mañana te lo digo. Soy vampira y no necesito hechizar a nadie.
Vi la expresión de miedo en su cara y añadí:
-Vuelve a burlarte de uno de los míos y te mato esta noche mismo.
Entonces Alexandra comprendió que no podía hacer nada para remediarlo.
Salí a la calle y me encontré que con las chicas estaba Sandra.
-Sandra ven conmigo a hablar a solas.
Sandra me acompañó.